lunes, 9 de mayo de 2011

Oswaldo David Gómez Socorro

A primera vista, el declive de la salsa también lo vive el rock, y si hablamos de jazz y blues, parecen estar en los ultimos estertores de la muerte. Yo no creo que eso sea cierto. Lo que está ciertamente colapsando es el modelo de promoción y venta que por décadas han impuesto las grandes casas disqueras. Este modelo le queda pequeño a estos grandes movimientos musicales, que siguen vivos por la vía de las disqueras pequeñas e independientes, que cada vez más le ganan terreno a las obsoletas disqueras grandes.


Una de las cosas más dañinas al movimiento de la salsa, es la estrategia de venta de enfocar en el cantante, pasando la orquesta a ser un relleno. Si el Gran Combo hubiese surgido en esta época, nadie lo notaría, porque las orquestas no venden discos, según el presente paradigma.



Ahora bien. Tenemos a la monstruosa Hispánica del Barrio, la Spanish Harlem Orchestra, por mucho la mejor orquesta del momento. El heroico apoyo de Bob Abreu y Cacao Records, la proliferación de programas radiales en muchas ciudades del país, la continuidad de muchas orquestas y músicos criollos en el escenario salsero, como elementos que aseguran el camino del relevo. ¿Qué le hace daño a la salsa criolla? La mezquindad, los esquemas preconcebidos, el "club de amiguitos", los egos sobrealimentados, la errada creencia de que si no es de San Agustín, no es salsero venezolano, la mentalidad bodeguera de algunos empresarios de espectáculos y, obviamente, el "facilismo".

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